Por: Mario Javier Pacheco.
Apreciados Ricardo Puentes, Lía Fowler y Eduardo Mackenzie.
Desde la casamata de Periodismo sin Fronteras compartí con ustedes las luchas contra la corrupción y la violencia disfrazadas de paz y encarnadas en Santos y las FARC. Más tarde las del No y su resultado del 2 de octubre que me hicieron sentir agradecido y admirado de su coherencia, su capacidad y su pluma.
Poco después, en el naufragio de la democracia que pisoteó al voto, fuimos divididos por dos frutas, una manzana como la que Zeus entregó a Paris de Troya, para que escogiera la más bella, entre Hera, Atenea y Afrodita. Paris la dio a Afrodita y esa elección acabó a la postre con la familia de Paris y con los troyanos. Nosotros debemos elegir entre cinco sabios, al mejor.
La otra fruta es una naranja apetitosa de propiedades curativas, que a ustedes se les ocurrió revestir de falso comunismo para asustar al pueblo.
La traición de Santos a Uribe hace ver Judas en todas partes y a ustedes los espantó la sombra. Ricardo, nos contaste el 10 de noviembre, que existen comunistas disfrazados de derechas dentro del Centro Democrático, llamados Izquierda Democrática Uribista, para imponer el modelo marxista y venderle al pueblo que Iván Duque es el presidente que necesitamos.
Vaticinaste que Uribe sería engañado por segunda vez, pero que tú resistirías el conjuro marxista de “obediencia ciega” del partido. Nos asustaste porque Duque se proclama socialista como Robledo, su gran amigo y compañero, y porque admira y respeta a personajes tan siniestros como Jorge Iván Ospina, Claudia López y Luis Fernando Velasco, como si los marxistas fueran obligatoriamente buenos; porque Duque es viejo y estrecho amigo de Santos y por apoyar a Carrillo, el Camarero de Escobar en la Procuraduría. Por recibir el premio al mejor líder de Colombia y porque de él hablan bien en Semana y en la W. Radio.
Nos advertiste que los comunistas auspician a Duque solo para allanarle el camino a Sergio Fajardo.
Como fábula está bien, pero por ahí anda mucho despistado, amplificándola por cierta y pretendiendo impedir que el pueblo muerda la naranja, cuyas propiedades mejoran la economía y fortalecen el empleo, la salud, la vivienda y la seguridad y evitan la corrupción, el abuso y las manchas de la pobreza y la injusticia social.
Eduardo, vi tu fábula en las revistas Debate y Linterna Azul. Espero comentarla
No sé quién tiene más culpa: el creador de la fábula, quien se la cree, quien la hace creer, o quien la difunde para que otros la crean.
@mariojpachecog
El juicio de Paris. Caricatura de Mingote
Les resumo el juicio de Paris:
Tetis y Peleo celebraron su boda por todo lo alto e invitaron a los dioses, menos a la fastidiosa Eris, quien para indisponerlos envió una manzana con la leyenda “Para la más bella” pero sin nombre, para que Zeus la eligiera y despertara los celos de Hera. Zeus, astuto, le pidió a Paris, príncipe de Troya que escogiera entre Hera, Atenea y Afrodita. Hera le ofreció coronarlo rey de Asia, Atenea hacerlo sabio y Afrodita a la humana más bella de la tierra. Paris eligió a Afrodita y le pidió a Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta y se la llevó a Troya. Menelao reunió a los griegos, declaró la guerra y sitió a Troya. Sus soldados entraron metidos en un enorme caballo y mataron a Paris y a los troyanos. Perdonó a Helena, enamorado nuevamente al ver sus pechos desnudos y regresó con ella a Esparta.
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