Por Mario Javier Pacheco
Lecturas para domingo de elecciones
Muy mal Petro con su sugerencia para fumarse un bareto en el Centro Bakatá, que estaba inaugurando, como alcalde.
No quiero ni imaginar que esta incitación al consumo de drogas, la hubiera hecho con la investidura de Presidente de la Republica.
Inconcebible, no hay otro término, si tenemos en cuenta la corrosión que produce la droga entre los jóvenes, pero Petro no solo la defiende, excusándose en el consumo mínimo, sino que se atrevió a proponer semejante adefesio dentro de su programa de gobierno, en el cual deja expuestos a nuestros niños y en general a toda la población escolar, que según las últimas estadísticas, muestran un aumento alarmante en la drogadicción, como consecuencia de la presencia de jíbaros en las escuelas, que se escudan precisamente en la figura de la dosis mínima.
Los padres mandan a sus hijos, sin saberlo, a la boca del lobo.
La situación que Petro privilegia, tiene fundamento en una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que estableció que los consumidores podrán portar para su consumo, una dosis mínima, de hasta 20 gramos de marihuana y 5 gramos de cocaína, sin que sean penalizados, y que es concordante con un concepto de la Corte Constitucional emitido en 1994, que considera al adicto como un enfermo y no como un delincuente.
Los fallos de las cortes son el escudo legal de jíbaros, expendedores y microtraficantes, porque si los cogen con 20 papeletas, le advierten al policía que son las de la semana, si los cogen con el doble, dicen que son las de la quincena y si con más, que son las del mes, o las del año. Y que lo incautado es para el consumo y no para la venta. Esa patente de corso de las cortes los hace intocables, y pueden dañar a los escolares, impunemente.
Petro, con su habitual cinismo y pedantería, minimiza la situación con la excusa de que la drogadicción no es un problema, mucho menos un delito, sino un fenómeno social.
En México, Manuel Mondragón, Comisionado de drogas, piensa lo contrario, advirtió que el país registra un aumento del 200% en el consumo de drogas en la escuela, y que esto se debe en gran parte a la permisividad penal, para el porte de la dosis mínima.
La invitación de Petro a “fumarse un bareto” no se compadece del informe del Observatorio de Drogas en Colombia, donde se lee que hay un aumento en la drogadicción escolar (niños y jóvenes) siendo preferidas, la marihuana, la cocaína, la heroína, el basuco, el éxtasis y las de mayor consumo, las sintéticas: Popper, e inhalantes que superan el consumo de marihuana.
Y todavía hay gente que quiere que Petro sea Presidente, quien para completar, ayer olvidando sus propios antecedentes, acusó a todos los que no pensamos como él, de paracos y asesinos. No hay derecho.
Por la salud de nuestros niños; no a la drogadicción escolar. No a la alcahuetería de Petro y de las cortes.
Duque Presidente.