Por Mario Javier Pacheco
No deseo pedirte tu presencia eterna
ni tu amor sin tiempo.
No ofrezco un futuro de amor notariado
sellado con sellos, ni un sobre lacrado
Yo deseo tu rostro de luz en el viento,
tu cuerpo y tu vida tan solo un momento
y que en ese instante se desnude tu alma
como se desnuda para ti mi alma.
Que tu piel se irise del color del beso
que tiene matices fugaces e inciertos.
Que quede marcado tu amor en la arena
aunque llegue el mar con sus tardes lentas
y arrastre vestigios… y extirpe promesas
Y borre en la playa todas nuestras huellas.
No te ofrezco mucho,
más bien casi nada:
Mi presencia vaga en tu primavera
y tu piel marcada con la luz morena
del amor silencio de esta madrugada.
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